Las constelaciones familiares llegaron al teatro y mostraron allí también el furor que actualmente genera esta práctica. ¿Cómo se explica? Una razón posible es que “a todos nos convoca la familia”.
Quien lo dijo es Pedro Velázquez, autor y director de Sapos secos. Crónica de una mirada ausente, la obra de teatro que desde su estreno ya lleva nueve funciones agotadas.
Sobre el escenario, un hombre realiza una constelación familiar porque siente un vacío que le arde y no le permite ser ni estar. Los parientes cercanos aparecen así entrelazando el pasado con el presente y destapando conflictos que parecían ocultos.
¿Qué son las constelaciones familiares? Se trata de una técnica desarrollada por Bert Hellinger que aborda las relaciones humanas desde una perspectiva sistémica, revelando las conexiones ocultas y las leyes que rigen interacciones y experiencias.
Las constelaciones familiares como dispositivo narrativo
¿Cómo llevar las constelaciones familiares a las tablas? Según el dramaturgo, “Sapos secos es una obra de teatro musical que usa las constelaciones familiares como dispositivo narrativo para poder contar una historia, para poder indagar en todo lo que tiene que ver con esos nudos que tenemos, esas mochilas que cargamos y que tienen su raíz en el linaje, en todo aquello que heredamos y que no nos pertenece”.
Sapos secos es una obra de teatro musical que usa las constelaciones familiares como dispositivo narrativo. Foto: Martu Gruppalli.Junto a Sebastián Aldea Dávila en la música, Velázquez construyó una historia sobre vínculos imperfectos. “Un hombre va a constelar porque siente que no ama a sus hijos y ahí comienza a desplegarse toda una red hacia atrás donde hay dos historias, más allá del presente, que suceden en dos tiempos distintos: una en la década del noventa y otra en los setenta”, anticipó.
Al autor le brotaban la inspiración y las anécdotas. En diálogo con Clarín, contó que es el menor de diez hermanos, aunque su mamá tuvo doce partos y dos de los niños murieron siendo bebés. “Vengo de una familia muy grande, por lo tanto estoy plagado de de anécdotas y experiencias que tienen que ver justamente con esos cables que muchas veces nos conectan”, reconoció.
Según dijo, “la historia plantea la incapacidad de poder comunicarte y de poder tener un lazo sano con tu hijo”. Y es allí es donde aparecen las constelaciones, ya que no sólo se habla del problema, sino -y este punto es central- del origen de éste: “Planteo la incapacidad, pero también que eso tiene un porqué, que no es que no querés o no podés por capricho, sino que hay algo mucho más profundo que no te permite conectar los cables. En ese lugar la gente se siente muy identificada con lo que sucede”.
Pedro Velázquez, autor y director de Sapos secos. Foto: Martu GruppalliConstelaciones familiares: realidad vs. ficción
Pedro Velázquez realizó su propia constelación varios años atrás. “Tuve una constelación muy fuerte donde yo planteaba algo particular, sentía que me estaba volviendo loco, que no estaba pudiendo sobrellevar mi realidad”, rememoró.
Al principio, el autor acudió con desconfianza. “En esa constelación yo estaba descreído, 'acá están actuando', decía”. Pero todo cambió cuando le pidieron representar al padre de alguien que estaba constelando: “En el medio de toda esa dinámica me encontré llorando desconsoladamente y dije 'pará, no estoy actuando, acá hay algo que no está respondiendo a mi lógica, a la razón'”.
Había algo “100% emocional”, según recordó. “Luego, cuando me tocó constelar a mí entré con muchísima confianza y dije 'OK, me entrego a este juego de energías'. Esa constelación me marcó muchísimo, me permitió ver parte de mi historia que yo desconocía y me cambió el paradigma de mi familia”, señaló.
“Es fuerte, no es una obra liviana, pero la gente lo agradece”, dijo Velázquez. Foto: Martu Gruppalli.Fue bastante después de esto que el director decidió llevar esta práctica a su obra. Pero para poder mostrar las sensaciones experimentadas no bastaba el diálogo. Entonces, optó por otro género: “La música, las coreografías y las canciones me permitieron representar la esencia de la constelaciones en su máxima plenitud”.
Una invitación a empatizar con nuestro linaje
“La gente sale muy conmovida”, destacó Velázquez. Hay algo de la identificación, fibras sensibles que se tocan en cada espectador porque -sea como sea- todos tienen su propia historia familiar. “Es fuerte, no es una obra liviana, pero la gente lo agradece”.
Pedro Velázquez: “Es fuerte, no es una obra liviana, pero la gente lo agradece”. Foto: Martu GruppalliTras agotar las nueve funciones pautadas, se agregaron dos fechas más. Mientras, el autor enfatizó que Sapos secos ya cambió su vida: “Lo que yo he sanado en lo personal creo que también le pasa a cada uno de las personas que está involucrada en el proyecto, desde la gente de producción y del equipo creativo hasta la gente del elenco, todos sentimos que estamos constelando cada vez”.
Para él, cada presentación “es una posibilidad de entender a nuestra familia y de salirnos de ese lugar del dedo que juzga”. “Una de las cosas que tiene la obra es poder comprender, perdonar y abrazar a nuestra familia. Es una invitación a sanar por completo y a laburar la empatía con tu propio linaje”, cerró.
Velázquez: "Cada presentación “es una posibilidad de entender a nuestra familia y de salirnos de ese lugar del dedo que juzga”. Foto: Martu GruppalliSapos secos se presenta los domingos a las 17:00 horas en el Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378, CABA).
